El vidrio se introdujo en Roma durante el siglo I a.n.e. procedente de los talleres de Alejandría o de la región de Palestina -Siria o Fenicia- donde ya se había inventado el soplete para la producción de vasos. El vidrio, antes restrictivo económicamente, llegó a estar disponible para todos los estratos de la sociedad romana y alcanzó en breve tiempo gran variedad de formas, como ilustra ampliamente esta selección de alabastros y unguentaria de vasos. Los ejemplares de la ilustración están embellecidos con técnicas tales como el pellizcado, las costillas y los hilos de vidrio.